La Investigación Educativa constituye más que un término una forma de generar saberes y que a través de los años ha estado impregnada de distintas concepciones epistemológicas y metodológicas. De hecho, su origen se remonta hacia mediados del siglo XIX y se vincula con la psicología y con las ciencias naturales. El campo de la investigación educativa ha llegado a hacerse difícil de tratar y últimamente se ha revelado más complejo de lo que parecía en otras épocas. Se han multiplicado los puntos de vista divergentes y han proliferado las nuevas propuestas donde pareciera existir una bifurcación que ubica en los extremos, posiciones “antagónicas” y que en vez de servir al proceso de formación de los estudiantes universitarios los hace sentirse desubicados (por la falta de lectura y de “hacer” en investigación) y por ende desmotivados hacia los procesos de investigación. .
De acuerdo a Durán y Frías (2005): “La investigación educativa es una actividad que exige de la coparticipación y acompañamiento, del dialogo como estrategia que permita mediar en el conjunto de problemáticas de interés.
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